Cuando en un medio piden cubrir la muerte violenta de una mujer, lo primero a considerar es empezar la investigación sin criminalizar a la víctima, es decir, evitar juicios de valor sobre sus conductas o su comportamiento anteriores. Se debe romper con la carga cultural y social que responsabiliza a la víctima por lo que le pasó con comentarios como: “algo haría”, “ella se lo buscó”, “quién la manda a andar vestida así” o “quizá ella lo provocó”.
Para la investigadora y especialista en feminicidios y violencia armada, María Salguero, indagar y analizar el asesinato de una mujer desde una perspectiva de género permitirá “examinar el hecho como un crimen de odio, cuyas raíces se cimientan en las condiciones históricas generadas por las prácticas sociales; justamente, los patrones socioculturales nos han puesto en una situación de subordinación ante los hombres”.
Es fundamental también reconocer si a través de este acto violento se busca mantener ciertos estereotipos culturales asociados a las mujeres, como su subordinación o debilidad. Además, es importante identificar si existen manifestaciones misóginas, como el desprecio hacia la mujer o su vida, así como la discriminación por razones de género. Estos elementos buscan hacer creer al agresor que tiene el poder para castigarla y, en última instancia, decidir sobre su vida.
La también científica de datos sugirió a las comunicadoras abordar los asesinatos de las mujeres no como un hecho aislado, sino como parte de una violencia sistemática, de género, de allí la importancia de deconstruir los patrones socio-culturales que atentan contra la mujer.
“Los feminicidios no deben ser vistos como casos aislados o esporádicos de violencia machista”, recalcó. Asimismo precisó que, especialmente, cuando ocurren en el ámbito privado, son el último eslabón de una cadena de violencias perpetradas por razones de género.
Una forma de violencia sistémica
Según el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación de las Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género, “la muerte por razones de género, que sea en el ámbito público o privado, es una de las manifestaciones de violencia contra la mujer en la que se observa la interrelación entre las normas culturales y el uso de la violencia en la subordinación de la mujer”.
Salguero resaltó que este tipo de investigación requiere de la debida diligencia de las instituciones del Estado. “Por desgracia, el problema que tienen en Venezuela es que no cuentan con datos oficiales”, dijo.
Otra de las sugerencias de la especialista es ir más allá de posibles líneas de investigación que se centran en planteamientos individuales, naturalizados o en patologías.
También invitó a desterrar la práctica de presentar a los agresores como “locos”, “fuera de control” o “celosos”, o a concebir estas muertes como el resultado de “crímenes pasionales”, “asuntos de cama” o “líos de faldas”.
“Debe saberse que esta es una violencia sistémica”, reiteró. “Nosotras, las feministas, tenemos un dicho: son hijos sanos del patriarcado quienes asesinan a las mujeres”, dijo durante su ponencia.
La experta recomendó a quienes investigan prestar atención a los casos de suicidio de mujeres, porque puede tratarse de una “inducción al suicidio”. Por lo tanto, es importante tener presente que poner fin a la vida puede ser consecuencia de una violencia previa que viene sufriendo la mujer. También hay que considerar que en algunos casos se busca ocultar el femicidio al presentarlo como suicidio o muerte accidental.
Y esto puede ser el argumento de los cuerpos policiales para continuar la investigación sobre las verdaderas causas de la muerte violenta. Ante esto, se debe acreditar cuando el motivo es “por odio o desprecio a la condición de mujer”, destacó Salguero.
Tipologías de los feminicidios
La investigadora advirtió que, si bien no toda muerte violenta de una mujer es un feminicidio, sí es necesario estar atenta a las circunstancias en que esta ocurre para activar las alarmas. Hasta en el caso de las “muertes accidentales”.
Además, indicó que el campo de investigación es bastante amplio. Describió entre sus tipos: feminicidio íntimo (cometido por alguien conocido, pareja o expareja); feminicidio no íntimo (cometido por un desconocido); feminicidio infantil o familiar, por conexión; feminicidio sexual; femicidio por prostitución o profesiones estigmatizadas como camareras, masajistas, bailarinas, entre otras.
También señaló el feminicidio por trata, feminicidio por tráfico (ocurrido contra migrantes) y el feminicidio transfóbico (cometido contra una mujer trans). Mencionó el feminicidio lesbofóbico (cuando una mujer lesbiana es asesinada por su orientación sexual) y el feminicidio racista (odio o rechazo a su origen étnico). Cerró con el feminicidio por mutilación genital femenina, ocurrido durante esta práctica.
La científica de datos explicó que Naciones Unidas clasifica las muertes violentas de mujeres por razones de género en dos categorías: activas o directas y pasivas o indirectas.
En cuanto a las tipologías, señaló que tienen que ver con los tipos de violencias, es decir, como la violencia física, psicológica, verbal, patrimonial, económica, institucional, obstétrica, entre otras. Mientras que las modalidades se relacionan con el ámbito, sea público o privado.
“Saber en qué ámbito ocurre la violencia es importante, especialmente, si se quiere trabajar en la prevención”, explica. Se entiende como ámbito público, los ambientes como el escolar, laboral y/o comunitario.
Sobre el término “femicidio”
Durante su disertación, Salguero realizó un repaso teórico en torno a los términos “feminicidio” y “femicidio”, lo cual “es prácticamente lo mismo”, dijo. “El asesinato misógino de mujeres”, es decir, por razones de género.
En cuánto al término femicidio, el primer uso jurídico de la palabra se dio en el Tribunal Internacional sobre Crímenes contra Mujeres, en Bruselas, en 1976. La definición de femicidio se formuló de manera colectiva, impulsada por la activista y escritora feminista sudafricana, Diana Russell.
“Sin embargo, esta definición se consolidó cuando Russell publicó el libro ‘Femicide: The Politics of Women Killing’ en 1990, donde definió el concepto como el “asesinato misógino de mujeres perpetrado por hombres”, indicó la especialista.
El término feminicidio, acuñado por la antropóloga mexicana, Marcela Lagarde, quien lo definió en 2005 “como el acto de matar a una mujer solo por el hecho de su pertenencia al sexo femenino, pero Lagarde le dio un significado político. El propósito de esto es señalar la falta de respuesta del Estado en estos casos y su incumplimiento de las obligaciones internacionales, como la responsabilidad de investigar y sancionar”, detalla Salguero.
Y sobre el “feminicidio”
Por esta razón, continúa Salguero, Lagarde considera el feminicidio como un crimen cometido por el Estado. “Es una violación del Estado de derecho que conduce a la impunidad”. Dentro de este concepto se incluyen los hechos que caracterizan los crímenes y desapariciones de niñas y mujeres cuando las autoridades no toman medidas adecuadas, como la omisión, la inercia, el silencio o la falta de acción para prevenir y erradicar estos delitos.
Entretanto, el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (CEVI/Mesecvi), que es el marco normativo internacional que ha permitido a los países de la región homologar sus leyes conforme a esta convención, emplea el término femicidio. Lo define como: “la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”.
Para Salguero estas definiciones, feminicidio o femicidio, deben evolucionar para incluir también a mujeres como sujetos perpetradores de violencia, tal y como lo estipula el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación de las Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género en el caso de “femicidio íntimo”, el cual se da cuando la pareja sentimental de la víctima es una mujer y es quien comete el crimen siguiendo patrones patriarcales de dominación.
Mapa de feminicidios en México
La también ingeniera en geofísica cuenta con el reconocimiento de ONU Mujeres por ser la primera en crear un mapa de feminicidios en México. Esta es una importante base de datos georreferenciada sobre las mujeres asesinadas con datos precisos que se ha convertido en una herramienta periodística y de investigación. Para septiembre de 2023, se estima que en el país azteca ocurren entre 10 y 11 feminicidios diariamente.
La ponencia u ponencia “Tipología y modalidades de la violencia feminicida” se presentó en la tercera sesión del Semillero Violeta para la RDPV, como parte de una serie de encuentros virtuales con panelistas feministas. Más expertas e innovadoras en distintas áreas comparten sus conocimientos y aprendizajes en eventos tanto abiertos al público como para integrantes de la Red. Puedes leer las notas 1 y 2 sobre la segunda sesión. Y te invitamos a seguirnos en Instagram y Facebook.
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