Mujeres periodistas detenidas en Venezuela

Autoridades venezolanas detienen a mujeres periodistas en medio de la represión postelectoral

“¿Ustedes van a matar a mi hija? ¿Ustedes le van a hacer daño a una muchacha inocente porque no me pudieron agarrar a mí?”. Esas son las palabras de Xiomara Barreto, activista social y dirigente del partido opositor Copei, en una grabación de audio publicada en redes sociales el pasado 25 de agosto de 2024. 

Barreto es la madre de Ana Carolina Guaita Barreto, reportera del portal noticioso en línea La Patilla, a quien detuvieron autoridades venezolanas en las afueras de su casa el 20 de agosto, en el estado La Guaira, en el litoral central de Venezuela. 

Guaita Barreto es la tercera mujer periodista detenida en la ola de protestas que estallaron tras las elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio. También, es una de las 230 mujeres detenidas en el marco de la represión ejecutada por el Estado, según datos de la organización de derechos humanos Foro Penal.

Los familiares de Guaita Barreto dicen que su detención fue una retaliación en contra de sus padres, quienes apoyaron la campaña electoral del opositor venezolano Edmundo González Urrutia.

“Tengo a mi hija de 32 años como rehén del gobernador [José Alejandro Terán]”, continuó Barreto en la grabación de audio. “Les pido que dejen a mi hija en libertad”. 

Ana Carolina Guaita Barreto, reportera del portal noticioso en línea La Patilla, detenida por autoridades venezolanas en las afueras de su casa el 20 de agosto. (Foto: La Patilla)

Mujeres periodistas acusadas de terrorismo sin pruebas

Su hermano, Carlos Guaita, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) que sus familiares pudieron visitar a Guaita Barreto en detención después de no saber de su paradero durante ocho días. Compareció ante el Ministerio Público y se le acusó de asociación para delinquir, terrorismo y actos violentos.

Una representante de la Red de Periodistas Venezolanas (RDPV) dijo a LJR sentir una profunda preocupación ante la creciente persecución dirigida contra mujeres periodistas. 

“Han sido objeto de detenciones arbitrarias y acusaciones como terrorismo e instigación al odio”, dijo la vocera de la red, que pidió no ser identificada por temor a represalias. “Estas acciones no solo son injustas, sino que además violan flagrantemente el debido proceso, privando a las detenidas de su derecho a una defensa adecuada”. 

Mujeres periodistas son también víctimas de censura, estigmatizaciones y agresiones físicas y verbales. El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS) registró, entre el 29 de julio y el 4 de agosto, 79 vulneraciones a la libertad de prensa. De estas, 23 fueron contra mujeres.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó, el 27 de agosto, medidas cautelares a favor de Guaita Barreto, diciendo que se encuentra en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable.

Otros casos contra periodistas mujeres

La reportera Deysi Peña también se encuentra en prisión y se le acusa de terrorismo, incitación al odio, resistencia a la autoridad, vandalismo y otros crímenes, de acuerdo con el grupo activista juvenil Sin Mordaza.

Peña fue detenida por tomar y publicar fotos en sus redes sociales sobre una protesta el 30 de julio. En un video publicado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), la hija de Peña dijo que Peña era la cabeza económica del hogar y que sus dos hermanitos menores de 7 años no paran de preguntar dónde está su madre.

“Mis hermanos y yo solo queremos a mi mamá de vuelta a casa porque informar no es un delito”, dijo Bárbara Canino Peña en el video publicado el 6 de agosto. Otra periodista mujer que sufrió detención, luego de la elección, fue la reportera de espectáculos Carmela Longo

El 20 de agosto, Longo fue despedida del diario de tendencia oficialista Últimas Noticias. Cinco días después miembros de la policía nacional allanaron su vivienda, se la llevaron detenida, y la acusaron de terrorismo e incitación al odio, según el SNTP.

Preocupación por condiciones de detención

En Venezuela, la vida en la cárcel está marcada por el hacinamiento, la falta de acceso a servicios básicos, y la violencia de género, según ha afirmado el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), una ONG que defiende los derechos de los presos.

De acuerdo a la OVP, las mujeres privadas de libertad en Venezuela corren el riesgo de recibir tortura física y psicológica, e inclusive negación de atención médica adecuada. 

En el caso de Peña, se encuentra recluida en una cárcel de mujeres en Ocumare del Tuy (estado Miranda), a tres horas de su residencia familiar. Esto dificulta y aumenta los costos del traslado de sus familiares al lugar, de acuerdo al SNTP.

Por su parte, Guaita Barreto sigue detenida en la Dirección de Seguridad de la Gobernación de La Guaira en un espacio apartada de la población reclusa.

“Nos dijo que no ha sido agredida ni física ni psicológicamente y que le están dando sus comidas diarias. Dentro de lo malo, ‘está bien’”, dijo su hermano a LJR.

La vocera de la Red de Periodistas Venezolanas dijo que las mujeres periodistas, activistas y políticas detenidas se enfrentan a vulnerabilidades exacerbadas en Venezuela. 

“Hay que sumar los riesgos de violencia sexual y de sufrir de desatención de necesidades básicas relacionadas con la salud menstrual y la salud sexual y reproductiva”, dijo la vocera de la red. “La escalada de violencia y persecución estatal que enfrentamos como periodistas no solo vulnera nuestros derechos como comunicadoras, sino que también tiene un impacto devastador en nuestra salud mental y física”.

Redacción: Katherine Pennacchio.

Foto referencial. Crédito: Sergio Ortiz Barbolla/WOLA.

Nota original publicada en Latam Journalism Review del Centro Knight para el periodismo en las Américas.

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Cubrir la migración requiere una mirada feminista, inclusiva y humanizante

(Agosto, 2024). Si bien la cobertura de la migración puede realizarse con perspectiva de género, no siempre implica contar con una mirada desde los feminismos ni la diversidad de las mujeres y/o las poblaciones LGBTQI+. Esta falta de inclusión puede derivar en narrativas que perpetúan estereotipos y violencias que no solo deshumanizan, sino que invisibilizan las realidades de las personas migrantes.

Como parte del programa “Narrar Fronteras“, impulsado por la Red de Periodistas Venezolanas (RDPV), se llevó a cabo la segunda sesión que abordó la cobertura periodística de la migración desde una perspectiva de género y diversidad

Cindy Espina, periodista guatemalteca especializada en migración, y Kelly Henao, abogada especialista en políticas públicas para la igualdad en América Latina, fueron las ponentes encargadas. En esta sesión virtual, las expertas compartieron sus aprendizajes y experticias tras cubrir personalmente crisis migratorias en las fronteras centroamericanas, incluyendo el conocido y peligroso “Tapón del Darién”. 

Espina, además de resaltar la importancia de adoptar un enfoque feminista como periodistas, subrayó la importancia de utilizar un lenguaje inclusivo y no sexista. En contraste, invitó a implementar narrativas que no revictimicen a mujeres y personas LGBTIQ+ en tránsito, sino que destaquen su agencia y capacidad de resistencia. Así pueden ayudar a construir una percepción pública más empática y orientada al respeto a los derechos humanos.

Escucha la historia y cómo quiere presentarse su protagonista

“Es importante escuchar cómo las personas se ven a sí mismas y cómo desean ser representadas”, indicó la también investigadora en asuntos políticos y de migración centroamericanos. Destacó que esta escucha activa es fundamental para evitar la reproducción de estereotipos y para ofrecer una representación más auténtica y respetuosa con les entrevistados.

Espina compartió ejemplos de su experiencia trabajando con mujeres trans en Guatemala.  Ilustró al comentar varios testimonios obtenidos en frontera cómo las narrativas que se realizan en torno a estas personas pueden ser profundamente impactantes.

Asimismo, Kelly Henao añadió a la conversación su experiencia en el Tapón del Darién, una de las rutas migratorias más peligrosas en la frontera entre Colombia y Panamá. Habló de la importancia de reconocer la agencia de las personas migrantes, incluso en contextos de extrema vulnerabilidad. 

Según la abogada, las narrativas periodísticas deben ir más allá de la simple descripción de las adversidades que enfrentan y también deben resaltar sus estrategias de resistencia y supervivencia.

Por políticas migratorias humanizantes

Henao, quien realiza una tesis sobre las dinámicas de tránsito en el Tapón del Darién, describió cómo esta frontera se ha transformado en un espacio altamente securitizado, donde las políticas migratorias de contención y control generan crisis humanitarias

La abogada explicó que, en su investigación, encontró que las niñas, mujeres y personas LGBTQ+ enfrentan vulnerabilidades específicas, no solo durante el cruce de la selva, sino también antes y después de este tramo. Compartió varios testimonios de personas migrantes de distintos países que conoció durante su estancia cerca de los albergues fronterizos.

“La instrumentalización de rutas clandestinas y peligrosas, como la selva y el mar, tiene que ver con la imposición de visas a ciertas nacionalidades como (estrategias de) control estatal”, indicó Henao. 

En su opinión, las políticas punitivas implementadas en esta región, como las estaciones de recepción migratoria gestionadas por el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront), son las que limitan la movilidad de las personas migrantes y contribuyen a su deshumanización. También subrayó la necesidad de que les periodistas expresen sus críticas frente a estas medidas y desmonten la narrativa estatal que criminaliza la migración irregular.

Recomendaciones para la cobertura de la migración

Ambas coincidieron en que es esencial que los periodistas y comunicadores adopten una postura crítica y ética al cubrir temas de migración. Esto implica no solo el uso de un lenguaje inclusivo y respetuoso, sino también la voluntad de cuestionar las narrativas oficiales y de visibilizar las voces y experiencias de las personas migrantes.

Algunas recomendaciones clave que brindaron en sus ponencias incluyen:

  • Evitar términos alarmistas y deshumanizantes: Utilizar términos que respeten la dignidad de las personas migrantes y que no reproduzcan estereotipos negativos.
  • Incorporar la perspectiva de género y diversidad: Asegurarse de que las narrativas reflejen la diversidad de experiencias y opresiones que enfrentan las mujeres y poblaciones LGBTQI+ en tránsito.
  • Escuchar y respetar la voz de las personas migrantes: Priorizar la representación de las personas migrantes tal como ellas mismas desean ser vistas, evitando imponer narrativas externas que puedan revictimizarlas.
  • Cuestionar las políticas de control migratorio: Investigar y exponer cómo las políticas estatales contribuyen a la creación de crisis humanitarias, y no simplemente aceptar la narrativa oficial.
  • Gestionar anticipadamente el acceso a los lugares de investigación: En lo posible, obtener autorización de las personas a entrevistar en contextos securitizados y llevar consigo acreditaciones (carnés o cartas físicas) que nos identifiquen como periodistas. 
  • Realizar una bitácora de campo detallada: Asegurarse de respaldar toda la información obtenida para garantizar la precisión de los datos recolectados y recordar detalles importantes.
  • Establecer alianzas con periodistas locales y organizaciones humanitarias: Para facilitar el acceso a información, recursos, y mejorar la seguridad, nada mejor que contar con personas y ONG que conozcan muy bien la zona a visitar, así como sus dinámicas particulares.

Por un periodismo seguro y de calidad

En resumen, la cobertura periodística de la migración, especialmente en contextos fronterizos como Venezuela, requiere un enfoque sensible, informado y comprometido con los derechos humanos. Al adoptar una mirada feminista y de género, los periodistas pueden contribuir a una comprensión más completa y humana de las realidades migratorias, y a la vez, ayudar a desmantelar las narrativas que perpetúan la violencia y la exclusión.

Tanto Espina como Henao son integrantes de la colectiva “Narrando Fronteras“, un espacio colaborativo que busca investigar y narrar las complejas realidades de las fronteras desde un enfoque feminista y con atención a las diversidades de género.

El periodismo seguro y de calidad en contextos de migración debe ser un esfuerzo colectivo, especialmente para las mujeres periodistas, quienes pueden enfrentar mayores riesgos en el ejercicio de su profesión, expresó Henao.

Puedes ver la sesión completa en nuestro canal de Youtube.