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#FotoNarcisista vuelve a abrir la conversación de la violencia de género a cuatro años del #YoTeCreoVzla

El lunes 27 de octubre una cuenta en Instagram volvió a abrir la conversación acerca de las violencias que experimentan las mujeres. La cuenta #FotoNarcisista expone los testimonios de 13 mujeres, nueve de ellas periodistas, y señala a un fotoperiodista venezolano sin mencionar el nombre. De las 13 personas que tuvieron un vínculo afectivo con esta persona, siete reportaron efectos “negativos severos” a su salud mental.

Hasta ahora la cuenta @fotonarcisista comparte ocho de 13 testimonios y más que las historias revelan un patrón de conducta con múltiples violencias: nueve de ellas denuncia violencia emocional y psicológica y tres denuncian abuso sexual. En uno de los post las víctimas expresan que: “Intentaron frenar el encuentro al sentirse maltratadas físicamente, pero su negativa no fue respetada y este persistió”.

Asimismo, cinco denuncian violencia psicológica por más de un año, seis reportan “violencia sexual, como manipulaciones para no usar preservativos, contagio de enfermedades de transmisión sexual, grabación de vídeos íntimos sin consentimiento, archivo de material íntimo con consentimiento revocado”. Y cinco reportaron aprovechamiento económico y laboral. 

Según la ONU, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en su vida. 

Un día después de la primera publicación, el martes 28 de octubre, las denunciantes informaron que la cuenta desde la cual se difundieron los testimonios fue bloqueada durante unos minutos, “aparentemente debido a denuncias”. “Creemos que esto no es casual: el silencio ha sido el mejor aliado para que el #FotoNarcisista pueda ejercer múltiples violencias contra muchas de nosotras”, sostuvieron en un mensaje difundido a la prensa.

La cuenta #FotoNarcisista volvió a publicar luego de esta breve interrupción y los posts sucesivos ampliaron el mensaje de lo que ha significado para ellas entrar de nuevo en una conversación que hace cuatro años removió cimientos a partir del movimiento #YoTeCreoVzla.

En abril de 2021, un río de denuncias se desparramó por las redes sociales con la etiqueta #YoTeCreoVzla Cientos de mujeres denunciaron a sus agresores por violencia de género, la conversación destapó una herida y también una conversación que había estado sepultada desde siempre. 

Durante semanas la conversación no se detuvo, testimonios aparecían y aparecían y en apenas ocho días la plataforma Yo Te Creo Venezuela registró 565 denuncias, de las cuales 86 personas pidieron ayuda psicológica. La mayoría de las historias señalaba a hombres del mundo de las artes, pero también de los medios de comunicación. 

Antes del #YoTeCreoVzla -en febrero de 2020- una redacción se solidarizó con una víctima de violencia de género y sentó un precedente: le creyó a la mujer que ponía la denuncia y además tomó acciones. “Una bomba en la redacción” levantó varios testimonios en ese momento, pero la viralidad del movimiento llegó un año después, casi como el #MeToo en Estados Unidos.

El 9 de febrero de 2020 el medio Cinco8 decidió hablar de lo que apenas empezaba a circular en redes sociales, la escritora Andrea Paola Hernández denunciaba a su primer novio por abuso emocional y psicológico, un editor de dicho medio.

“En muy poco tiempo pudimos ver que las denuncias se iban haciendo más y más graves y que eran muy consistentes entre sí (…) A nosotros nos estalló una bomba en nuestra minúscula sala de redacción de menos de diez personas. Había estado siempre ahí pero no la habíamos visto. La vimos porque una mujer habló, y porque la escuchamos”, reza una parte del editorial.

Este editorial sentó un precedente para el resto de los medios de comunicación venezolanos, le creyó a la víctima, lo expuso, y además echó de su equipo al agresor. La violencia de género en este gremio ha quedado plasmada en informes.

La investigación “Acoso sexual contra periodistas en Venezuela”, publicada en noviembre de 2021 y elaborada por la Red de Periodistas Venezolanas, entrevistó a 111 mujeres periodistas de todo el país, de diferentes edades, cargos y tipos de medios, el principal hallazgo fue que 45 % afirmó haber sufrido acoso sexual en el desempeño de su labor como periodista.

Pero la situación empeora para las fotorreporteras, en ese sentido, 100 % de las entrevistadas indicaron haber sufrido más de una situación de acoso, hostigamiento o agresión de carácter sexual en el ámbito laboral y, en la mayor parte de los casos, estas situaciones les ocurrían con frecuencia. 

Marcela* (identidad protegida) explica: “Precisamente porque las cosas han cambiado mucho desde 2021 es que decidimos usar otro tipo de estrategia. Creo que aprendimos acerca de la importancia de compartir nuestras experiencias, al mismo tiempo que nos protegemos. Venezuela es un país muy distinto al que tuvimos hace cuatro años, especialmente para periodistas y defensoras de derechos. Ya que la mayoría de las víctimas estamos de alguna u otra forma en situación de riesgo, decidimos que decir menos era decir más y una mejor manera de empezar una conversación que rápidamente se esparció en el gremio periodístico. En ese sentido nuestra intención era que fuese una funa comunitaria, no solo porque nosotras somos ocho personas en la organización, sino porque necesitábamos que nuestra comunidad y gremio nos ayudara a decir lo que nosotras no necesariamente podíamos”.

Algunos de los testimonios que narran parte de estas historias y protegen sus identidades revelan patrones de abuso y violencia de diferentes tipos.

Helena: “Destruyó mi autoestima y me alteró gravemente la percepción de la realidad”.

Marta: “Minimizó constantemente mis logros profesionales, haciéndome sentir insegura incluso al recibir un reconocimiento internacional”.

Vicky: “Mantuvo múltiples relaciones en paralelo sin yo saber, mientras formalizaba una relación conmigo”.

Betty: “Saber que era parte de un patrón de abuso emocional y que había tantas afectadas me destruyó. Hoy no soy capaz de creer en mi propio juicio”.  

La cuenta que recoge los testimonios de 13 mujeres una vez más pone la lupa en la violencia machista y se vale de las redes sociales para amplificar un mensaje que muestra: dolor, abusos y silencio. Entre las demandas que hacen las víctimas hay un foco importante: “Las periodistas venezolanas merecen vivir una vida personal y laboral sin violencias constantes”.

Marcela lo resume en una idea que muestra la complejidad en la cual se le exige a las víctimas, lo que nunca se le pide a un agresor: “Creo que las funas son valiosas porque nos obligan a enfrentar cosas con las cuales siempre miramos a otro lado. Es fundamental escuchar a las personas que están sobreviviendo distintos tipos de violencia en Venezuela, y eso incluye a quienes viven violencias psicológicas y sexuales. Sin embargo, no es una experiencia agradable, ni siquiera recomendada. Es realmente una pesadilla que la única forma de que nos escuchen sea a través de la exposición de historias bien delicadas. Con esta campaña quisimos garantizar nuestro bienestar a pesar de la exposición que conlleva hacer públicamente una denuncia de esa gravedad y complejidad”.