Julett Pineda, periodismo de datos

Abordar historias de género y diversidad desde el periodismo de datos para cerrar las brechas

(Septiembre, 2023). ¿Cuáles son las historias que estamos dejando de contar porque no existen bases de datos sobre estos hechos o qué situaciones dejamos pasar porque nunca se han recogido cifras al respecto? Con esa premisa inició la periodista de investigación Julett Pineda su ponencia ‘Datos con perspectiva: reportar historias de género y diversidad para cerrar las brechas’. Este espacio forma parte de la segunda sesión del Semillero Violeta, organizado por la Red de Periodistas Venezolanas (RDPV).

En la actualidad persiste un marcado vacío de datos a escala mundial en lo que respecta a las situaciones de género. Esta brecha se manifiesta en la recolección y procesamiento de datos relacionados con las mujeres. Con este panorama, la ponente abrió el debate sobre cómo todavía hay datos que se desconocen porque muchos colectivos son invisibilizados. 

En cuanto a género, a menudo la recolección de datos no se realiza de manera equitativa. Las mujeres, en especial en áreas rurales o comunidades marginadas, pueden quedar subrepresentadas en encuestas y estudios, lo que limita la comprensión precisa de sus necesidades y realidades. De allí que la periodista, que forma parte del equipo de investigación de la Deutsche Welle (DW), destaca la necesidad de visibilizar las realidades de poblaciones con menor representación en los medios de comunicación.

Los sesgos tienen gran parte de esa realidad. En muchos casos, explicó, las encuestas y cuestionarios están formulados sin el interés de abordar las experiencias específicas de las mujeres, subestimando sus desafíos y sus logros. Esto conduce a que muchas realidades queden desdibujadas y que no exista un diseño de políticas políticas adecuadas para abordar estas inequidades. 

Hacer que los datos cuenten una historia

Las disparidades de género se manifiestan porque, incluso cuando se recopilan datos, a menudo no se desagregan por género, lo que hace imposible analizar las desigualdades de manera efectiva. Como una forma de abordar este vacío, la periodista de la cadena alemana de noticias recomienda la sensibilización en la búsqueda periodística.

Para Pineda, ese es el primer paso hacia la relatoría periodística con enfoque de género. Cuando las personas se sumergen en historias que destacan las desigualdades de género, pueden empezar a comprender la magnitud de los problemas. Esto es esencial porque la ausencia de sensibilización contribuye a la perpetuación de las desigualdades. 

“Lo que no se comunica, no existe”, enfatiza. Por eso, las personas no se dan cuenta de la discriminación arraigada en las estructuras sociales y económicas hasta que se les presenta a través de relatos personales. Cuando las historias que resaltan las desigualdades de género y se comparten en plataformas públicas, pueden inspirar conversaciones y movilizar el debate que produzca cambios definitivos para estas poblaciones.

Otro factor importante en cuanto al manejo de datos en el periodismo, resalta la investigadora, es la contextualización de estos números con enfoque de género. En este sentido es vital recordar que los datos por sí solos no cuentan mucho, por lo que es esencial aplicar un contexto para comprender los significados detrás de los números. 

Visibilizar los vacíos informativos y las barreras para la investigación

Asimismo, la situación política puede desempeñar un papel crucial en la falta de datos sobre cuestiones de género, lo que resalta la necesidad de señalar las barreras políticas que obstaculizan la recopilación de datos precisos. Por ejemplo, los datos que indican una brecha de género en el empleo no explican por sí solos por qué esta brecha existe. 

Para comprender completamente esta desigualdad, Pineda señala que es necesario considerar factores como la discriminación de género, los estereotipos, las barreras estructurales y las decisiones políticas que han influido en la realidad laboral de las mujeres.

El control de la información también puede dificultar que las organizaciones y los investigadores independientes reúnan datos fiables sobre las niñas y mujeres. La periodista de datos sostiene que solo a través de una comprensión más contextualizada se puede garantizar un enfoque correcto y diferenciado hacia la igualdad de género.

Agregó que, si bien no se puede suplir el rol del Estado, se pueden llenar vacíos informativos con la ayuda de datos recabados por organizaciones no gubernamentales (ONG) y otros organismos internacionales.

Sensibilizar es el superpoder de las historias

Uno de los objetivos de hacer periodismo de datos es generar conversación para que se produzca un cambio, expresa Pineda. Y uno de los caminos para lograrlo es cuando las mujeres y las niñas ven reflejadas sus propias experiencias en relatos poderosos, se sienten valoradas y menos solas en sus luchas. Esa es la sensibilización a través de las historias.

Otra vía es encontrar inspiración en historias de mujeres que han superado obstáculos similares, lo que puede impulsar su propia resiliencia y determinación. “Al escribir con enfoque de género estamos generando conversación hacia un cambio, aunque parezca insignificante”, dijo la periodista de investigación. 

Esta fue la ponencia complementaria de la segunda sesión del Semillero Violeta para la RDPV, como parte de una serie de encuentros virtuales con panelistas feministas. Más expertas e innovadoras en distintas áreas comparten sus conocimientos y aprendizajes en eventos tanto abiertos al público como para integrantes de la Red. Te invitamos a seguirnos en Instagram y Facebook.

Periodismo Feminista - Semillero Violeta S2

El viaje de transformación de la práctica periodística hacia la utopía feminista

(Septiembre, 2023). El periodismo en Venezuela atraviesa una etapa de crisis. Las certezas que alguna vez nos ofreció el oficio, como esa idea de exponer “la verdad” y “la objetividad”, y el papel que desempeñaba como servicio público esencial para el sostenimiento de la democracia, se han debilitado. Pese a todo, los momentos de crisis pueden ser fértiles cuando se abren a la revisión crítica de ideas y prácticas. En este sentido, el feminismo puede ser el abono que el periodismo urgentemente necesita. 

Con el propósito de abonar a un futuro más democrático, justo y equitativo (es decir, alcanzar una utopía feminista), en este artículo resumo las discusiones llevadas a cabo en el taller “Cuestionamientos para transformar la práctica periodística hacia la utopía feminista”

Esta formación la compartimos en la segunda sesión del Semillero Violeta, una iniciativa de la Red de Periodistas Venezolanas (RDPV). Su propósito es sembrar capacidades y conocimientos que fortalezcan el ejercicio del periodismo en Venezuela desde una mirada feminista. 

¿Por qué queremos hacer periodismo feminista? 

El periodismo sigue siendo un bastión patriarcal. Esa realidad se evidencia cuando se utilizan términos arcaicos como “crimen pasional” para describir los femicidios. Los mismos que son cometidos por quienes han internalizado el sexismo y la misoginia. Aquellos quienes creen tener derecho sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres, así como de las identidades feminizadas. 

Cuando los logros y las experticias de las mujeres en los deportes, las ciencias o las bellas artes ocupan apenas espacio y relevancia en las páginas de los periódicos es más notorio. Pero también cuando en las salas de redacción, las mujeres periodistas somos blanco de acoso, hostigamiento y sexismo. Básicamente, los medios, día tras día, exponen sus costuras patriarcales, revelando una estructura de poder profundamente desigual. 

Pese a su estatus actual, los medios tienen el potencial de subvertir ese papel. Con la perspectiva adecuada, pueden ser una herramienta para transformar el sistema en favor de la justicia y la democracia.

Para lograr esa perspectiva, entendiendo “perspectiva” como esa posición desde donde miramos el mundo, hay que asumir acuerdos básicos, fundamentalmente éticos, que refieren a modos del hacer y de habitar el mundo. La complejidad de estos acuerdos es que no están escritos en piedra. Por el contrario, nos exigen ser definidos, habitados y constantemente reformulados. 

Creemos que el feminismo, entendiéndolo como teoría, movimiento y praxis, nos proporciona un marco para darle sentido a estos acuerdos. Para nosotras, el feminismo implica movimiento colectivo que crea y es creado. Como ondas en el agua que agitan el status quo y se expanden con la fuerza de la anterior. 

Los medios no solo cuentan la realidad, también la construyen

El periodismo, como discurso cargado de autoridad pública, tiene un gran poder para moldear la forma en que las personas se perciben a sí mismas, interactúan con los demás y habitan sus propios cuerpos. Por ejemplo, el periodismo puede contribuir significativamente a lo que se considera “normal” o “anormal” en términos de género, sexualidad, raza, religión, entre otros aspectos. 

Por algo, el filósofo Michel Foucault argumentaba que “los discursos que llevan la autoridad pública dan forma a las identidades y regulan los cuerpos, los deseos, los individuos y las poblaciones”.

La perspectiva feminista nos ayuda a identificar y develar cuando los discursos están al servicio de la desigualdad y la discriminación. También nos motiva a denunciar los peligros que esos discursos suponen para ciertos grupos de la población. 

Conscientes del poder y la autoridad de los medios para dar forma a las vidas de las personas, como periodistas, no podemos subestimar nuestro impacto en las dinámicas de poder que hay allá fuera. 

Por eso, la perspectiva feminista es fundamental para ser más cuidadosas, más estratégicas, más conscientes, más responsables, más críticas, más audaces con nuestro discurso. Eso, inevitablemente, implica habitar la incomodidad del cuestionamiento constante de nuestros propios sesgos y privilegios. 

El periodismo feminista implica mucho más que repensar la noticia 

Detonar maneras más feministas de pensar nuestro oficio exige mucho más que repensar la agenda periodística para dar visibilidad a ciertos temas o voces. Es elementar cuestionar también las lógicas patriarcales y racistas que dan forma a los espacios, las estructuras y a las dinámicas donde hacemos periodismo. 

Si notamos que hacer periodismo feminista nos resulta fácil, entonces lo estamos haciendo mal. No puede ser fácil desmontar estas estructuras hechas de concreto que han sostenido por siglos las injusticias y las desigualdades. 

El periodismo feminista está situado en un contexto de dominación donde las relaciones de poder son fluidas. Implica preguntarnos dónde estoy posicionada en la jerarquía social y cómo eso influye en lo que comunico. 

A partir de esta revisión sobre dónde estamos situadas en el mundo, es necesario reflexionar sobre cómo nos relacionamos con la persona a la que estamos entrevistando, cómo nos atraviesa su realidad y dónde nos estamos situando en esta historia que queremos contar.

Contestar de manera honesta esas interrogantes a veces nos lleva a preguntarnos, asimismo, si somos las personas correctas para contar dichas historias

Vale la pena preguntarnos qué podemos hacer para transformar las lógicas explotadoras y extractivistas que marcan la relación periodista-fuente en el periodismo tradicional y hegemónico.

Este ejercicio nos permite descubrir y experimentar formas de cocrear y coeditar productos periodísticos con las personas y comunidades que han habitado históricamente en los márgenes de la sociedad. 

La exigencia de una mirada interseccional y política

El periodismo feminista interpela no solo el patriarcado, sino a todos los sistemas de opresión (racismo, clasismo, cisheterosexismo) que existen en la sociedad. Incluso cuando eso implica interpelar al propio feminismo.

Cuando el feminismo no se opone explícitamente al racismo, y cuando el antirracismo no incorpora la oposición al patriarcado, las políticas de raza y género a menudo terminan siendo antagónicas entre sí, y ambos intereses pierden. 

El periodismo feminista implica un posicionamiento político frente a las injusticias de género, raciales, de clase, basadas en la sexualidad o cualquier otro sistema de dominación. Es un periodismo militante. 

Ahora, ¿militar en el feminismo es el equivalente a militar en un partido político? Siendo el feminismo un movimiento social y político que denuncia las discriminaciones que sufren las mujeres, las personas racializadas y las disidencias sexuales en el ejercicio de los derechos humanos, el feminismo trasciende la militancia partidista

El periodismo feminista persigue la justicia social y la democracia bajo la premisa de que las mujeres, las personas racializadas y las disidencias sexuales somos personas y merecemos ser libres, ejercer a plenitud nuestros derechos y ciudadanía y vivir con dignidad. Este posicionamiento político no es neutral porque la “neutralidad” frente a un status quo desigual solo favorece al sistema que sostiene dichas desigualdades. 

Como dice Rita Segato en su libro La guerra contra las mujeres, “contar la realidad desde una perspectiva feminista ayudaría a entender no solo lo que está sucediendo con nosotras las mujeres y con todos los que se colocan en la posición femenina, disidente y contra del patriarcado, sino que también entenderíamos lo que está sucediendo en toda la sociedad”.

El periodismo feminista implica poner la mirada no solo en los problemas, sino también en las alternativas 

El periodismo feminista lucha por disputar sentidos y construir discursos colectivos como forma de resistencia. Pero, además de poner el foco en aquellas historias y realidades que han vivido hasta ahora en las sombras, necesitamos también amplificar las alternativas y las nuevas formas de imaginar el mundo. En esta tarea, el lenguaje es clave. 

Por ejemplo, no podemos ser lo que no vemos. Y si las niñas y las mujeres no tenemos en nuestro imaginario colectivo la posibilidad de que las mujeres podemos ser presidentas, astronautas, expertas en economía o bioquímica, será más difícil soñar en convertirse en ellas. Por eso, es necesario trabajar en el lenguaje para que nos represente a todas las personas. 

Reapropiarnos del lenguaje implica cuestionarnos el masculino genérico como forma de nombrar a todas las personas. Además de nombrar a las mujeres, es necesario también nombrar a las personas que no se reconocen en las categorías binarias de género/sexo y a veces eso implica usar más palabras, lo cual es cierto. 

A veces implica también repensar el modo en que nos nombramos. Sin embargo, es un esfuerzo fundamental y necesario. Por ejemplo, hablar de “mujeres y personas menstruantes”, en lugar de solo mujeres; o nombrar al “personal médico” en lugar de “los médicos”. 

En la tarea de construir futuros alternativos, nos corresponde también contar las historias de liberación tanto como las de opresión. Esta es una perspectiva esclarecedora sobre nuestro feminismo. No queremos solo denunciar la violencia, sino también seguir los procesos de liberación y agencia de las mujeres, las personas racializadas y las disidencias sexuales. 

Desde sus espacios, en el campo, en la ciudad, en el parlamento, en las escuelas, en las comunidades, en los lugares más insospechados, hay personas construyendo proyectos políticos feministas, aunque no lleven ese título. Se están tejiendo redes de solidaridad y lucha; se están fraguando formas autónomas de aglutinarse para alcanzar justicia, defender la tierra y proteger vidas. Y esas historias están ahí afuera, esperando a ser contadas. 

Esta fue la segunda sesión del Semillero Violeta para la RDPV, como parte de una serie de encuentros virtuales con panelistas feministas. Más expertas e innovadoras en distintas áreas comparten sus conocimientos y aprendizajes en eventos tanto abiertos al público como para integrantes de la Red. Puedes leer la nota sobre la primera sesión aquí y te invitamos a seguirnos en Instagram y Facebook.

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Autoconfianza, enfoque y valentía, claves para vencer a “la impostora”

(Agosto, 2023.) Validar la sabiduría propia, reconocer las habilidades personales que pueden conectarse con el perfil profesional y replantearse las metas en la vida laboral y personal fueron algunas de las ideas abordadas durante la primera sesión del Semillero Violeta. En este espacio virtual 40 miembras de la Red de Periodistas Venezolanas se inscribieron para conversar sobre “Cómo vencer el síndrome de la impostora”. 

Falta de confianza en las capacidades propias, miedo constante al fracaso o al juicio externo e incluso, en algunos casos baja autoestima, suelen ser los síntomas que las personas padecen. Y pueden llegar a atribuir sus logros a la suerte, al azar o a factores externos, y no a su talento, esfuerzo o mérito.

Luz Mely Reyes y Florencia González Guerra, dos referentes del periodismo latinoamericano compartieron sus experiencias y consejos sobre cómo vencer el síndrome de la impostora, en este espacio de encuentro y formación para mujeres periodistas que quieren potenciar su desarrollo profesional y personal. 

Reyes es una periodista emprendedora, cofundadora y directora de Efecto Cocuyo. Este medio digital independiente se ha convertido en una referencia informativa en medio de la crisis política, social y económica que vive Venezuela. Florencia González Guerra es una profesional mexicana especialista en contenido periodístico que cubre temas de género, ambientales, salud y conflictos urbanos en plataformas transmedia

Ambas coincidieron en que el síndrome de la impostora es un obstáculo que hay que enfrentar para avanzar en el camino profesional y personal. Además de relatar experiencias que han marcado sus carreras, compartieron varias estrategias que les han funcionado para aumentar la seguridad en sí mismas y enfocarse en nuevas metas y proyectos. 

La autoconfianza es clave. Hay que reconocer el valor propio, las fortalezas y las debilidades, para asumir los desafíos con seguridad y determinación. “No hay nadie más capacitada que tú para hacer lo que haces”, dijo Reyes, quien agregó que “no hay una sola forma de ser periodista. Cada una tiene su propia forma de contar historias”.

Además, el perfil profesional no se limita a los títulos académicos o los cargos laborales. Hay muchas habilidades personales que pueden conectarse con la labor periodística, como la creatividad, la empatía o la curiosidad. 

El “síndrome de la impostora” pueda surgir luego de proponerse expectativas irreales o inalcanzables para periodistas de cualquier edad, especialización o ubicación geográfica. Pero es importante replantearse las metas a partir de lo que realmente quiere lograr cada una en su vida laboral y personal. Sin necesidad de compararse con otras personas o con estándares impuestos por la sociedad. Como dijo González Guerra, también videoperiodista y podcaster: “Tenemos que definir nuestro propio éxito”.

Resiliencia, determinación y valentía

Reconocer las habilidades personales, darle valor a los conocimientos y la experiencia que ya tenemos. Hacer que sea el trabajo el que se adapte a nuestra vida, sin dejar de dirigirnos hacia donde queremos perfilar profesionalmente en el futuro. Estas fueron otras de las reflexiones que las invitadas a esta sesión del Semillero Violeta compartieron como estrategias para concebir hoy su labor como periodistas.

Finalmente, la invitación a las participantes fue a ser resilientes y emprendedoras, además de abrazar al reporterismo como un superpoder cuando sea posible. A la vez, tener la capacidad de hacer una pausa en sus carreras cuando sientan que deben ocuparse de trabajar en otra área en sus vidas, porque “el periodismo puede esperar. Siempre va a estar allí”, como expresó Reyes.

Por su parte, González Guerra exhortó a las integrantes de la Red de Periodistas Venezolanas a ser valientes y atreverse a aparecer frente a las cámaras o los micrófonos. Incluso, a pesar del temor a equivocarse, que suele paralizar a muchas por exponerse a las críticas en redes sociales.

“Hay una huella en internet donde hay muchísimos memes o contenido hechos por hombres, a quienes cancelan (en el momento) y luego siguen haciendo lo mismo; no tengamos miedo. Si estamos apegadas a nuestra realidad y esencia, si eso nos da sentido, hay que hacerlo”, afirmó.

Esta fue la primera sesión del Semillero Violeta para la Red de Periodistas Venezolanas, que ha programado una serie de otros encuentros virtuales con panelistas feministas. Más expertas e innovadoras en distintas áreas compartirán sus conocimientos y aprendizajes en eventos tanto abiertos al público como para integrantes de la Red. Si quieres mantenerte informada sobre esta programación, suscríbete al boletín “Buenas Juntas” y síguenos en Instagram y Facebook.