Mujeres que salvan Ilustración La Nación 7

Mujeres que salvan mujeres: Una casa de segundas oportunidades (III)

En esta tercera entrega del seriado sonoro Mujeres que salvan mujeres, a través de la historia del Centro de acogida y capacitación La Esperanza conoceremos la voz de mujeres que trabajan en condiciones elevadas de riesgo y condiciones adversas para auxiliar y rescatar a víctimas y sobrevivientes se hace vital en el camino de sanar y superar las múltiples violencias que no cesan en medio del contexto migratorio 

La Esperanza es el nombre del Centro de Acogida y Capacitación de las Hermanas Oblatas en Medellín, Colombia, una congregación que hace más de siglo y medio acoge a mujeres prostituidas que eran excluidas y rechazadas en otras instituciones, les brindan formación en oficios diversos y acompañamiento psicosocial 

Para las Oblatas, la prostitución, la pornografía y las actividades en los estudios webcams no son trabajos, son la antesala de la trata de mujeres con fines de explotación sexual y están ligadas a la feminización de la pobreza y la desigualdad social creciente, postura que dicen compartir con la Relatora Especial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas de la ONU, Reem Alsalem.

Entre la calidez que se respira en La Esperanza el trabajo en red es incansable. Natalia Marín, psicóloga del centro, documenta y atiende a las que tocan las puertas y que traen consigo secuelas emocionales, conductuales y psicológicas severas.

“Muchas presentan trastornos duales, muchas son obligadas a consumir sustancias psicoactivas o alcohol, lo que deriva en trastornos depresivos, de ansiedad e incluso psicóticos”. 

Las Oblatas también trabajan de la mano de voluntarias como Jeny, mujer afrocolombiana quien de adolescente fue víctima de explotación sexual, captada en la ciudad de Medellín y trasladada bajo engaño junto a otras adolescentes hasta el departamento del Meta, municipio rural de San Martín (zona de distensión de los paramilitares entre 1998 y 2002) donde fueron encerradas en cuartos bajo cadenas las 24 horas del día. 

Aquí puedes escuchar la historia de sus propias voces.

Mujeres que salvan Ilustración La Nación 5

Mujeres que salvan mujeres: Cruzar para salvarte y salvar a otras (II)

El segundo capítulo de este seriado sonoro narra la historia de Fany, quien se vio forzada a migrar desde los llanos venezolanos hacia Colombia hace seis años. Las historias de sororidad y supervivencia de mujeres que han sido víctimas de trata y explotación sexual ha hecho merecedor el trabajo de Mujeres que salvan mujeres y a las periodistas Paula Andrea Jiménez y Rosalinda Hernández como Ganadoras de la 2.ª edición del Premio de Periodismo “Sofía Ímber” de la Asociación de Periodistas Venezolanos en el Extranjero (APEVEX) y URBE.

Medir 1,70 de estatura y pesar menos de 45 kilos, fue para Fany lo más cercano a sentir que se extinguía junto a sus dos niños, ambos casi en el umbral de la desnutrición. 

En 2018, cuando atravesaba el último río hacia Colombia quedó bajo el fuego cruzado entre grupos armados en el departamento de Norte de Santander. Tirarse al piso, arrastrarse y chocar con una guerra ajena: así entraba y no había vuelta atrás. 

Tras vivir en condiciones muy precarias y bajo la promesa de un trabajo como “mesera en un bar” accedió a ser trasladada a una zona rural, pero fue captada bajo engaño previamente por una familiar.

“Nos vendaron y luego de 5 horas por carretera desde Cúcuta nos entregaron a un grupo armado para ser esclavas sexuales junto a otras 20 mujeres venezolanas y colombianas. Las que se negaban, los milicianos las mataban, ahí pasaba un río cerca, ahí las tiraban”.

Esta es la historia de Fany.

Mujeres que salvan Ilustración La Nación 2

Mujeres que salvan mujeres: El discurso de la dignidad: sobrevivir para contarla (I)

Ilustraciones: Ernesto Cáceres

En este seriado sonoro las protagonistas son las voces de valor y solidaridad que trabajan por y con las mujeres víctimas y sobrevivientes de trata de personas en el contexto migratorio venezolano. Estas historias narran cómo las redes de apoyo entre mujeres rescatan vidas y se convierten en plataforma para transformar y tender la mano a otras mujeres.

En este primer episodio conoceremos la historia de Claudia Quintero, quien se plantó en agosto de 2018, en el más alto estrado de la justicia en Colombia: la Corte Constitucional, para pronunciar en 13 minutos su emblemático Discurso de la Dignidad. Retumbaba entre la solemnidad de los magistrados, togas y rostros que mudaban de la circunspección al asombro.

El verbo de Claudia Quintero es poderoso y vehemente y es una de las caras más visibles de la lucha contra la explotación sexual y contra la prostitución en Colombia, defensora de la dignidad de niñas y mujeres colombianas y migrantes venezolanas.

Con una convicción inquebrantable dirige la Fundación Empodérame con el apoyo de voluntarias, incluyendo a mujeres sobrevivientes. Ha sido pionera en la lucha en las más altas cortes de Colombia para la defensa de las mujeres víctimas de explotación sexual y prostitución: ha ganado cantidad de casos ante la justicia, a favor de colombianas, venezolanas y otras nacionalidades. Su fundación apoya y rescata en promedio a unas 500 mujeres víctimas y sobrevivientes por año.